¿CÓMO HACER FACT-CHECKING? HERRAMIENTAS Y CLAVES PARA NO CAER EN LA DESINFORMACIÓN

Escrito por María Soriano Sánchez

Con la velocidad a la que circulan los contenidos en redes sociales y medios digitales, es cada vez más difícil distinguir lo verdadero de lo falso, se podría decir que no solo vivimos en la era de la información, sino también en la era de la desinformación.

No basta con recibir noticias, debemos evaluarlas activamente, contrastar con fuentes fiables y resistir el impulso de aceptar lo que confirma nuestras creencias sin contrastarlo. Es aquí donde entra en juego el fact-checking o verificación de datos.

¿Qué es el fact-checking?

El fact-checking es el proceso mediante el cual se evalúa la veracidad de una afirmación, imagen, vídeo o noticia. Se aplican criterios lógicos, documentales y metodológicos para determinar si un contenido es verdadero, falso o engañoso.

Este proceso se ha vuelto imprescindible en estos tiempos, donde las fake news se viralizan más rápido que las verdades.

Para resaltar la importancia de estos mecanismos de verificación, un ejemplo claro ocurrió durante la pandemia de COVID-19. En este contexto circularon rumores como que “las mascarillas causan hipoxia” o que “el 5G transmite el virus”. Estas afirmaciones falsas generaron miedo en parte de la población lo que desembocó en un rechazo y desconfianza hacia las medidas sanitarias claves para frenar la oleada de contagios..

Bastaba una verificación sencilla para desmentirlas: consultar organismos oficiales como la OMS o revisar literatura científica. Sin embargo, el daño ya estaba hecho.

Métodos de verificación: paso a paso

1. Verifica la fuente

Preguntarse acerca de quién ha publicado el contenido, si se identifica al autor o si es anónima, si tiene o no una reputación contrastada.

Las cuentas anónimas o los sitios sin historial fiable suelen ser terreno fértil para la desinformación.

2. Contrasta con medios fiables

Buscar si otros medios de comunicación con prestigio han cubierto la noticia. Comprobar si hay versiones contradictorias acerca del mismo hecho.

Si sólo lo encuentras en un blog dudoso o una cadena de WhatsApp es motivo de desconfianza.

3. Analiza el lenguaje y el formato

Las fake news suelen usar mayúsculas, exclamaciones, palabras alarmantes como “escándalo” o “urgente”.

Si un mensaje apela a emociones intensas sin evidencias, hay que actuar con cautela.

4. Contrasta datos

Si se incluye alguna cifra como “el 50% de los jóvenes en España”, se pueden revisar estadísticas oficiales como las del INE (en España).

5. Consulta plataformas de fact-checking

Diversas entidades especializadas dedican sus recursos a verificar noticias virales. En la mayoría de ellas basta con copiar el titular o la frase de la que se sospecha en sus buscadores para ver si ya ha sido verificada.

6. Verifica imágenes y vídeos

Si la noticia contiene una imagen, o si simplemente se trata de una imagen aislada, se puede usar Google Imágenes o TinEye para saber si una foto ha sido sacada de contexto o manipulada.

En el caso de los vídeos, herramientas como InVID ayudan a analizar su autenticidad.

7. Concluir y comunicar

Una vez completado el proceso de contrastación, se puede concluir si es verdadera, falsa, engañosa o sin suficiente evidencia.

Herramientas básicas para el ciudadano digital

No se necesita ser periodista para comenzar a verificar, hay diversas herramientas al alcance de todos que están ahí para ayudarnos con toda esta problemática, algunas de ellas son:

-Google Reverse Image Search/ TinEye: para rastrear el origen de imágenes.

-InVID: para analizar vídeos.

-Wayback Machine: para ver versiones anteriores de páginas web.

-Hoaxy: para ver cómo se difunde un contenido en Twitter.

Y, por supuesto, las encargadas de analizar noticias, las plataformas de fact-checking:

En español tenemos: Maldita.es, Newtral.es, EFE Verifica.

Y algunas internacionales: Snopes.com, PolitiFact.com, FactCheck.org, APF Fact Check

Pensamiento crítico: la mejor defensa

Además de herramientas, necesitamos desarrollar pensamiento crítico. Esta capacidad va a ser la que nos permita analizar, evaluar y reconstruir ideas de forma lógica, autónoma y fundamentada.

El pensamiento crítico es, en esencia, la capacidad de hacernos preguntas, de no dar por hecho lo primero que leemos o escuchamos, y de buscar activamente pruebas antes de formar una opinión o compartir una noticia. Es como tener un filtro mental que nos ayuda a distinguir entre hechos y opiniones, entre una afirmación basada en datos y una diseñada para manipular.

Una actitud crítica comienza por la sospecha constructiva, cuando leemos algo escandaloso o sorprendente lo mejor que se puede hacer es detenerse y preguntarse: “¿Qué pruebas hay de esto?, “¿Quién lo dice y con qué intención?”.

Este tipo de preguntas no buscan negar la información, sino entenderla en profundidad.

Otro aspecto esencial es evaluar los argumentos, no solo las conclusiones. En muchas ocasiones una afirmación puede parecernos lógica sólo porque la conclusión nos convence, pero el razonamiento que la sostiene puede ser débil o directamente falaz.

Quizás el paso más difícil (pero también el más valiente) es estar dispuesto a cambiar de opinión. Frecuentemente, aunque se encuentren datos que contradicen nuestras creencias, cuesta aceptarlos. Sin embargo, actualizar nuestras creencias a partir de nueva evidencia no es un signo de debilidad, sino de madurez intelectual. Significa que buscamos la verdad, no sólo tener razón.

El pensamiento crítico no es una habilidad innata, sino una forma de leer el mundo que se puede cultivar y aprender. Es la mejor defensa que tenemos frente a los bulos y la manipulación. En un entorno donde la verdad compite con millones de versiones distorsionadas, pensar con rigor es un acto de responsabilidad ciudadana.

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